Viajar al Parque Natural de la Islas Columbretes es una experiencia inolvidable. Rodearse de mar por todas partes para recorrer los cerca de cincuenta kilómetros que las separa de la costa de Peñíscola es, como poco, excitante. Salimos aproximadamente, a las 8:30h, desde el puerto de la ciudad del Papa Luna. Nos esperan algo más de dos horas de recorrido, que invitan a inmortalizar las espectaculares vistas de Peñíscola desde el mar, a tomar el sol tranquilamente en cubierta y a charlar con la tripulación, que nos contará interesantes historias sobre Columbretes o con los improvisados compañeros de viaje con los que compartiremos la sensación de acercarnos a un mundo por descubrir.
Así debieron sentirse griegos y romanos, primeros moradores que le dieron nombre al archipiélago formado por varias islas de origen volcánico.
Nuestros barcos están preparados para proporcionarle un cómodo viaje y una excelente experiencia. A las dos horas de viaje, se divisa ya el archipiélago que es nuestro destino. Eso invita a los pasajeros a fotografiar y retener en las pupilas ese momento tan especial.
Llegados a las Islas, echaremos el ancla en la Illa Grossa (Isla Grande), que es la única que puede visitarse a pie. Para ello se crean grupos reducidos (medida impuesta para proteger el entorno). El desembarco se realiza con una zodiac que nos ayudará a recorrer los escasos cien metros que nos separan del embarcadero. Allí nos espera nuestro guía quien, con gran detalle y conocimiento del ecosistema, nos relatará la aventura de la supervivencia de especies en la isla, su historia, su pasado y su presente.
Empezamos ascendiendo por la isla hasta llegar a los pies del faro. Desde allí disfrutaremos de unas impresionantes y privilegiadas vistas de todas las islas. Mientras un grupo realiza la visita a la Illa Grossa, los que esperan en el barco, aprovechan para comer, bañarse o tomar el sol. Éstas últimas son actividades que recomendamos se lleven a cabo con crema solar protectora.
Terminadas las visitas a tierra zarpamos y volvemos a Peñíscola, no sin antes pasar por el lado de las otras islas para verlas bien de cerca. Mención aparte tiene la isla llamada La Foradà (La agujereada), en la parte trasera de la cual, todavía hay un OBUS clavado en la roca de la época en que las islas eran usadas como campo de tiro.
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